Como siempre, valga la redundancia, el lenguaje habla por sí mismo".

        La que moría era mucho más Teresa que la que viviera. Ahora el cuerpo exhausto ponía en juego, con libertad, su fuerza de lucha".        

    Se soñaba la muerte casi siempre; el individuo era atravesado sin tregua en esos sueños por imágenes de despojo y desamparo".

    Escribo con angustia, partido en dos: un hombre que necesita escribir esta historia para entender su historia, su vida".

Pude ser mejor, decente no, porque esa palabra la recortamos y nos hicimos con ella un cucurucho para semillas con sal, pero sí mejor, libre”.

Envíame una mirada de inocencia para vivir el día décimo de mi cautiverio. Lávame, cálmame, llévame… Entiérrame cerca de mis hijos no nacidos, que no gritaré para no levantar la alarma en esos ojos que nunca supieron del peligro y del miedo”.

Pero, ¿Qué epidemia solapada es esta? He aquí que tarde o temprano todas se transfiguran en vírgenes analfabetas: nínfulas, brujas, personajes de convento, de burdel, de manicomio o de cuento de hadas”.